«Nos sentimos traicionados y abandonados»

Al grito de ‘Sánchez, atiende, el Sáhara no se vende’, decenas de personas  se concentran en Donostia para denunciar el viraje del Gobierno.

La indignación se palpaba en el ambiente, en cada grito de desgarro que clamaba contra el giro del Gobierno en el contencioso que el Sáhara Occidental arrastra desde 1975. ‘Sánchez, atiende, el Sáhara no se vende’. ‘Marruecos culpable, España responsable’. ‘Libertad para el Sáhara Occidental’. ‘Sáhara libertad, el Polisario vencerá’. Los cánticos reivindicativos frente a la Subdelegación del Ejecutivo central, en el barrio donostiarra de Amara, evidenciaron este martes el «enfado» de quienes siguen sufriendo las consecuencias de un conflicto territorial estancado. Y sin visos de solución.

«Queremos denunciar la ilegal declaración que ha hecho Sánchez a favor de la autonomía del Sáhara bajo la represión marroquí». A sus 22 años, la contundencia de Fatimetu Zenan se abrió paso en la concentración que acogió Donostia de la mano de la Delegación Saharaui y el Movimiento de Solidaridad y Diáspora Saharaui en Euskadi, que también programó protestas en el resto de capitales vascas.

«Defraudados». «Abandonados». «Traicionados». «Humillados». Fatimetu, enfermera en Zumarraga y nacida en el campamento de refugiados de Smara –lleva afincada en Tolosa desde 2005– no escatimó en calificativos para describir cómo se siente desde que se supo que Sánchez asume el plan de Mohamed VI para que el Sáhara se erija en autonomía bajo la soberanía de Marruecos. «Es –denunció– una aberración a la legalidad internacional». De ahí que recalcase que su pueblo lleva 30 años «esperando» para poder celebrar un referéndum, como dictó la ONU en 1991, y «practicar nuestro derecho a la autodeterminación» porque, insistió esta joven activista, el Sáhara es el último territorio africano pendiente de descolonizar.

Entre las decenas de personas que se concentraron frente a la Subdelegación del Gobierno también se encontraba Hassanna Aalia, hernaniarra de acogida, de 33 años, y asilado político desde el 2016. El motivo: fue condenado por rebeldía en 2013 por el tribunal militar marroquí a cadena perpetua tras estar en busca y captura. Su pecado: acampar con jaimas de manera pacífica en El Aaiún para reivindicar «los derechos sociales y políticos de los saharauis que vivimos bajo la ocupación marroquí».

«Estamos indignados y enfadados; no esperaba que Sánchez diera este giro y sucumbiera al chantaje marroquí», sentenció este activista, protagonista de incontables conferencias y nacido en la zona ocupada del Sáhara. Y no, nunca pierde la esperanza: «La independencia del Sáhara Occidental llegará», aseguró.

El «cambio de chaqueta»

El cuándo es otra cuestión diferente. Para Adnan Dahi, presidente del Colectivo Saharaui de Gipuzkoa –vive en Ibarra y lleva en nuestro territorio desde 2004– el giro del Gobierno central es «una piedra en el camino», una «traba» que entorpece aún más «el proceso de paz de la ONU».

«Si tuviera a Sánchez delante le diría que es un traidor. Se ha cambiado de chaqueta de un día para otro. Como lo hizo también Felipe González», denunció Adnan, que lamentó que «mientras España lucha por la legalidad internacional en Ucrania, aquí, que estamos más cerca, nos abandona de esta manera bajo el chantaje y la sumisión a Marruecos». Un chantaje migratorio que no cesará, según alertaba también Bairouk Mojtar que, a sus 62 años, y después de escuchar el manifiesto de denuncia que se leyó durante la protesta, sostuvo que «Marruecos va a seguir presionando a España y usurpando su riqueza».

(Fuente-diariovasco-2022/03/22)